
ULTIMOS INVERNANTES: 28/03/09
Hoy, 28/03/09, en una visíta rápida al puerto de Santoña he podido comprobar que son muy pocas las gaviotas reidoras que permanecen en la marisma.
En total eran 7 en la zona del puerto y canal de Bengoa, tan sólo un adulto en plumaje nupcial.

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Gaviota polar,
gaviota reidora
CASTRO 17/03/09: INVERNANTES Y COPULAS
Últimos rayos de sol de una tarde casi veraniega. Para algunos los últimos días de la invernada.
Cormorán grande en plumaje estival y estorninos negros.

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cormoran grande,
Estornino negro,
gaviota patiamarilla.
Cantabria Oriental: 08/03/09
Jornada dominical, este fin de semana se celebraban las jornadas simultaneas de lecturas de anillas organizadas por el GIAM en todo el terrritio estatal. Tras los infructuosos resultados de ayer, hoy de nuevo, sin demasiada suerte, sin embargo las observaciones han sido generosas y variopintas.
A primera hora en la bahía de Castro había moñudos y gaviotas cabecinegras, también un colimbo grande, gaviotas sombrías, patiamarillas y reidoras; cormoranes grandes...

Despues, una hora en cabo de Ajo con números bastante más discretos que ayer, en la jornada RAM; en las playas de Antuerta y La Arena de la ria de Ajo, bastantes patiamarillas y sombrías sin anillas y demasiados perros campando a sus anchas.
A primera hora en la bahía de Castro había moñudos y gaviotas cabecinegras, también un colimbo grande, gaviotas sombrías, patiamarillas y reidoras; cormoranes grandes...


El Lobu Saja
"Al un lau, El Cornón, al otru, las Montañas Pasiegas, y abaju míu, El Lobu".
El último sábado de febrero, me subí bien entrada la noche a los cordales montanos de Saja. Por el camino, vi en vuelo una pareja de Lechuzas comunes dentro de un pueblo y 1 Cárabo en el monte. También, un Tejón que decidió echarme una carrera durante 30o metros, al final, tuve que parar el coche para que se saliera de la pista...Casi en mi destino, de cuyo nombre...(ya sabéis) 1 Liebre europea en la pista, y otras dos más en la braña.
Subía expectante, los 4 grados de Torrelavega (a menos de 100 m s.n.m.), me hacían temer una larga noche, pero no. La inversión térmica, típica de los días anticiclónicos, provocó que a más de 1000 metros, tuviera 11 grados a la 1 de la madrugada, ¡oh sorpresa! Esterilla, saco, y la tienda queda en la mochila, que el cielo está precioso. La noche pasa sin sobresaltos, no oigo ningún animal...
Al fondo, encima de dónde se hacen los sobaos, empiezan a encenderse las brasas....En el cielo, y también en la tierra. Al menos 4 focos de incendios detecto con el telescopio aún en los preámbulos del crepúsculo. Es difícil localizarlos, pero parecen de la zona pasiega, o de la del Miera a los sumo.
Con el paso de los minutos, y aún sin tiempo para recoger el saco, tengo que empezar a retratar el cielo. A un lado, un cielo impresionantemente rojo, corona las cumbres del Miera y del Pas. Al otro lado, la imponente Peñasagra, refleja con luz ténue ese fuego del cielo en sus laderas nevadas.
Sube el sol, llega la luz, y empiezo a detectar rebaños de ciervos, uno aquí, otro allá...Ninguna otra especie de mamífero sobre los pastos, ¿ninguna? espera, que allí se ha movido algo entre los acebos. Ahí está, de repente, en una braña rodeada de acebos, aparece un Lobo ibérico que la atraviesa sin ningún miedo. Lengua fuera, trote firme...y de repente se para. Es entonces cuando coge y se acuesta en mitad de la braña, ¡sin ocultarse en la vegetación! -¿Será posible?- ya creí que iba a hacerme disfrutar con su observación por largo rato, pero no, me equivoqué. No ha pasado medio minuto, cuando debe de pensar que no es el mejor sitio, por lo que se levanta de nuevo y retoma el trote, ahora con clara actitud de caza, acometiendo los acebos con la cabeza gacha y las orejas atentas. Esto, mientras prosigue con un trote, que lo sacó de mi campo de visión. La observación está echa a 1.1 km de distancia, pero la buena luz, y lo despejado de la zo
na, me han vuelto a premiar. En este caso, han sido 6 minutos, que automáticamente han pasado a formar parte de mis momentos de gloria.


Los pícidos, atareados con el marcaje de territorio. El Picapinos con sus tamborileos en las cagigas. El Pito Real con sus relinchos el los bordes de bosque. Y de lo más profundo del hayedo, una pareja de Picamaderos Negros emite todo tipo de reclamos, haciéndome imaginar lo abundos que están en hormonas.
El último sábado de febrero, me subí bien entrada la noche a los cordales montanos de Saja. Por el camino, vi en vuelo una pareja de Lechuzas comunes dentro de un pueblo y 1 Cárabo en el monte. También, un Tejón que decidió echarme una carrera durante 30o metros, al final, tuve que parar el coche para que se saliera de la pista...Casi en mi destino, de cuyo nombre...(ya sabéis) 1 Liebre europea en la pista, y otras dos más en la braña.

Subía expectante, los 4 grados de Torrelavega (a menos de 100 m s.n.m.), me hacían temer una larga noche, pero no. La inversión térmica, típica de los días anticiclónicos, provocó que a más de 1000 metros, tuviera 11 grados a la 1 de la madrugada, ¡oh sorpresa! Esterilla, saco, y la tienda queda en la mochila, que el cielo está precioso. La noche pasa sin sobresaltos, no oigo ningún animal...
Al fondo, encima de dónde se hacen los sobaos, empiezan a encenderse las brasas....En el cielo, y también en la tierra. Al menos 4 focos de incendios detecto con el telescopio aún en los preámbulos del crepúsculo. Es difícil localizarlos, pero parecen de la zona pasiega, o de la del Miera a los sumo.

Con el paso de los minutos, y aún sin tiempo para recoger el saco, tengo que empezar a retratar el cielo. A un lado, un cielo impresionantemente rojo, corona las cumbres del Miera y del Pas. Al otro lado, la imponente Peñasagra, refleja con luz ténue ese fuego del cielo en sus laderas nevadas.


La primavera asoma ya, y el Busardo Ratonero, le recuerda al Señor Cuervo que no estamos en fechas de espacio aéreo libre, metiéndole un rapapolvo cuando este entra en la zona "N".


Los pícidos, atareados con el marcaje de territorio. El Picapinos con sus tamborileos en las cagigas. El Pito Real con sus relinchos el los bordes de bosque. Y de lo más profundo del hayedo, una pareja de Picamaderos Negros emite todo tipo de reclamos, haciéndome imaginar lo abundos que están en hormonas.
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Reserva del Saja
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